La copa está en casa, el preciado trofeo que premia al mejor de todos ya está en Montevideo y decenas de miles de compatriotas festejan en todo el país y en el exterior.
Desde el gol de Luciano Rodríguez ayer contra Italia el grito ha sido permanente.
Se ha vivido con una intensidad y un fanatismo lógico de un pueblo futbolero como el uruguayo que estaba como alejado de definiciones y vueltas olímpicas, justo en el País que nació la tradicional vuelta de las conquistas totales.
Uruguay pa’ todo el mundo volvió a nacer desde el alma. El «soy celeste» fue un alarido otra vez en cada rincón del País.
Hoy llegó la sub 20 de Uruguay con la Copa de Campeón del Mundo y Montevideo estalló, y un país volvió a hacerle un dribling al laburo, al estudio, para que el imaginario abrazo nos volviese a tener juntos tras el fútbol celeste.
Hasta Luis Suárez llegó para saludar a los gurises campeones.