Estamos en tiempos de definiciones de candidaturas y ambiciones personales de llegar al poder departamental.
Espero que quien llegue a la Intendencia aplique lo que podríamos llamar el «Decálogo del buen gobernante»:
1. Sea alguien con buena educación, formación y experiencia, con la edad adecuada, entre 45 y 60 años (actual edad de retiro 65). Ni demasiado joven ni a un paso de jubilarse.
2. Trabaje con responsabilidad administrativa y sensibilidad social.
3. Juegue en equipo y no se lo coma la soberbia y la arrogancia.
4. Nunca se crea un pichón de emperador romano, que le baja o sube el pulgar a quien sea y a lo que se le ocurra.
5. Negocie y escuche, aunque tenga la peligrosa mayoría automática qué le da la ley.
6. No robe ideas ajenas y las presente como propias, por ser una acción típica de inmorales.
7. El cargo de Intendente es (al decir de Mujica) una privilegiada «changa» a término, un honor que le presta la ciudadanía.
8. Promueva la transparencia en todas sus acciones, evitando los manejos opacos, el amiguismo y el nepotismo, que generan desconfianza y perjudican a la democracia.
9. Tenga el coraje de admitir errores y rectificar el rumbo, entendiendo que la humildad es una virtud esencial en el ejercicio del poder.
10. Y nunca se olvide que es un empleado del contribuyente y no al revés.
Dr. Ricardo Laurenz
Doctor en Comunicación