Mirar la chimenea del Anglo funcionando hace unos años generaba un sentimiento de felicidad en los fraybentinos. El pasado significaba progreso, bienestar social y una ciudad con futuro. En esta noche de la nostalgia, mirar atrás es una forma de reflexionar sobre quiénes somos y darle un sentido a nuestra vida en comunidad. Los campeonatos del litoral, los carnavales, las puertas abiertas, las siestas y los gurises, las navidades en familia… Todos estos recuerdos generan calidez y pertenencia, transportándonos a través del tiempo. Sin embargo, la nostalgia en Fray Bentos enfrenta el desafío de confrontar el presente: la soledad, la incertidumbre y los problemas actuales. El pasado es un refugio cómodo porque fue una época de prosperidad, en contraste con un presente incierto. Aunque la nostalgia genera felicidad, también trae consigo una tristeza al recordar lo que fuimos. Quedarnos en ese pasado no parece ser la solución, pero es importante reconocernos en él, especialmente en tiempos difíciles.
Las explicaciones locales apuntan a la historia económica de la ciudad, donde los problemas han sido resueltos por gente de afuera. El Anglo, en particular, caló tan hondo que solucionó muchos problemas y determinó tanto en la vida de la comunidad que generó una actitud paternalista y de dependencia. Se pensaba que este éxito se repetiría, pero lamentablemente no ha sido así. La función de la nostalgia en nuestra ciudad es compleja. Nos brinda consuelo y un sentido de identidad, pero también nos desafía a no quedarnos atrapados en el pasado y a enfrentar los retos del presente con valentía y esperanza. Esta noche, la música permite a muchos recordar épocas pasadas, mientras que los más jóvenes aprovechan la oportunidad para disfrutar y colarse en la fiesta con su música y estilos. Disfrutamos y convivamos en paz.
Lic. Matias Miñán