José “Pepe” Mujica, expresidente de la República Oriental del Uruguay y una de las figuras más singulares de la política latinoamericana, falleció hoy a los 89 años. La noticia fue confirmada por el actual presidente de la República, Yamandú Orsi, quien lo definió como “un referente ético, humano y político de dimensión histórica”.
Mujica, célebre por su estilo de vida y sus emotivos discursos, gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, marcando una etapa de reformas sociales y una forma de ejercer el poder que conmovió al mundo. Exguerrillero del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, estuvo preso más de una década durante la dictadura militar, en condiciones extremas.
Con la vuelta de la democracia, Mujica se integró al Frente Amplio y se convirtió en una de sus principales figuras. Fue diputado, ministro de Ganadería y senador antes de llegar a la presidencia. Su mandato se destacó por la aprobación de leyes pioneras como la legalización del cannabis, el matrimonio igualitario y el aborto legal entre otras.
Pero más allá de sus políticas, Mujica se ganó el respeto internacional por su vida coherente con sus ideas: vivía en una modesta chacra a las afueras de Montevideo, conducía un viejo Volkswagen Fusca y donaba gran parte de su salario como presidente a causas sociales. Su discurso en la cumbre Río+20 de la ONU en 2012, donde criticó el consumismo y defendió un desarrollo más humano, se volvió viral y consolidó su figura como un líder distinto.
En los últimos años, Mujica había reducido su actividad pública debido a problemas de salud, pero seguía siendo una figura influyente y querida. Su muerte genera una enorme conmoción en Uruguay y en toda América Latina.
El Gobierno decretó duelo nacional y se esperan homenajes multitudinarios en el Palacio Legislativo, donde miles de uruguayos comenzarán a despedirse del que muchos consideran “el último de los grandes”.