Michel Alexander Costa Almirón, vecino de Fray Bentos de 29 años, fue hallado sin vida tras permanecer varios días desaparecido. Michel padecía esquizofrenia, una enfermedad que marcó profundamente su vida y la de su entorno más cercano, aunque siempre contó con el acompañamiento y el amor de su familia.
Vivía con sus seres queridos y mantenía una rutina que le otorgaba cierta estabilidad dentro de su condición: regresaba cada día a su casa para dormir, comer, bañarse, tomar la medicación y también solía comunicarse desde teléfonos públicos, ya que se sabía de memoria el número de su casa. Por eso, cuando pasaron dos días sin noticias suyas, su familia intuyó que algo grave podía haber sucedido.
Al comenzar a indagar por su paradero, les informaron que había sido trasladado al Hospital Vilardebó en Montevideo por orden judicial, para su estabilización. Sus familiares viajaron hasta la capital y lograron visitarlo en varias oportunidades, y hasta se entrevistaron con el médico tratante.
Durante su internación, Michel llamaba todos los días a su casa. Pero el 13 de junio dejó de hacerlo. Al consultar al hospital, les dijeron que había sido derivado al Hospital de Clínicas para realizarle estudios médicos, pero que allí se había fugado y desde entonces nada se sabía de él.
La familia inició entonces una intensa búsqueda: radicó la denuncia policial —que pensaban que ya se había hecho de oficio— y comenzó una campaña en redes sociales. Finalmente, el 21 de junio recibieron la peor noticia: Michel había sido atropellado por una camioneta el mismo 13 de junio en la intersección de Ruta 1 y Congreso de Ábalos, en el barrio Maracaná de Montevideo.
El accidente fue reportado por Canal 4 en su momento, pero no se pudo identificar a la víctima, ya que no portaba documentos. Lo doloroso es que vestía un pantalón con la etiqueta del Hospital Vilardebó, un dato que, de haberse considerado, podría haber facilitado su identificación y evitado más angustia a su familia.
Todo indica que Michel intentaba volver a Fray Bentos por sus propios medios.
Michel era conocido por muchos vecinos. A veces se lo veía hurgando en volquetas, como parte de los episodios propios de su enfermedad. Aun así, contaba con el sostén permanente de su familia, que lo acompañó siempre, enfrentando con amor una situación que es tan difícil de sobrellevar como de comprender, tanto para quien la vive como para su entorno.
Desde nuestra redacción enviamos nuestras condolencias y un cálido abrazo a sus seres queridos en este momento de inmenso dolor.
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