El psicólogo Robert Urgoite abordó la compleja problemática de la salud mental, los suicidios y los intentos de autoeliminación, destacando que estos fenómenos son el resultado de múltiples causas interrelacionadas. Según Urgoite, «no hay una situación sola, ni una causa, ni hay un remedio que, digamos, con esto vamos a solucionar el suicidio». Esta afirmación resalta la necesidad de entender el suicidio como un fenómeno histórico y social, que ha estado rodeado de tabúes a lo largo del tiempo.

El psicólogo enfatiza que las causas del suicidio no son únicamente individuales, sino que también están influenciadas por factores sociales, culturales y económicos. «Vivimos bajo una presión importante en términos de precarización, de vulnerabilidades y desigualdad», señala Urgoite, aludiendo a la exigente realidad laboral y educativa que enfrentan muchas personas hoy en día. Esta presión constante, exacerbada por la competencia en el mercado laboral y la evaluación continua, hasta en las redes sociales, contribuye a un aumento en los niveles de angustia y depresión, que son factores de riesgo significativos para la autoeliminación.

Urgoite también subraya la importancia de la comunicación y la desprivatización de los problemas emocionales. «Conversar sobre lo que nos pasa es sumamente necesario», afirma, indicando que compartir experiencias y sentimientos puede ayudar a relativizar los problemas y ofrecer nuevas perspectivas. La soledad, según él, tiende a maximizar los problemas, mientras que el acto de hablar puede abrir caminos hacia la comprensión y la solución.

Además, el psicólogo propone que la salud debe ser vista como una cuestión política y pública, una responsabilidad que atañe a toda la sociedad, no solo a los profesionales de la salud. «Tenemos que pensar un poquito más allá del síntoma», sugiere, instando a la reflexión sobre las condiciones de vida que se están reproduciendo en la actualidad.

Finalmente, Urgoite hace un llamado a la acción comunitaria, sugiriendo que la participación en actividades sociales y culturales puede ser un camino hacia el bienestar. «La vida necesita de otras vidas para seguir viviendo», concluye, enfatizando la importancia de las alianzas y la cooperación en la mejora de la calidad de vida y la salud mental de las personas.